José Rosado, presidente del taller en el Union Club y Delegado de la Asamblea de la Local 6

Nos apena grandemente la pérdida de José Rosado, que era presidente jubilado del taller en el Union Club y Delegado de la Asamblea de la Local 6. José falleció el 17 de abril, a la edad de 71 años. Este trabajó en el Union Club durante más de dos décadas como cocinero, e inicialmente fue delegado de la Unión, antes de su nombramiento a presidente del taller. Todos los que lo conocieron lo recordarán como un esposo y padre amoroso, un líder audaz, y una persona amistosa, amable y simpática.

Rolando Ruíz, Vicepresidente jubilado de la Local 6, recuerda a José como un extraordinario presidente del taller y un enérgico defensor del contrato con la Unión. Ruíz comentó que “Él hacía lo máximo por la Unión. Era estricto con el contrato y no le concedía ninguna flexibilidad a la gerencia. Como presidente del taller, este mantuvo el club bajo control al tiempo que lograba llevarse bien con todo el mundo. Lo más memorable es que José promovió un caso de arbitraje relacionado con que la gerencia había cancelado el trabajo de horas extra programado regularmente sin dar el previo aviso requerido, y el caso resultó ser una gran victoria. Innumerables miembros se beneficiaron del precedente establecido por esa decisión de arbitraje. Incluso después de su jubilación, yo me lo encontraba afuera de la oficina de la Unión, y siempre tenía una enorme sonrisa y me daba un abrazo aún más enorme.”

El cocinero Herminio Collado dijo que “Todos queríamos mucho a José. Para mí, José no era solo un compañero de trabajo sino más como un hermano. Teníamos mucha confianza y camaradería el uno con el otro, y nos mantuvimos en contacto después de su jubilación. En el trabajo, él siempre solucionaba los asuntos. También era un tipo muy simpático. Me invitaba a su casa y siempre la pasábamos muy bien. Que descanse en paz.”

José siempre impresionaba a todo el que lo conocía, incluso al personal de los Centros de Salud y en la oficina de la Unión. El Dr. Ashok D’Souza, Director Médico Adjunto en el Centro de Salud de Midtown, recuerda afectuosamente a José como uno de sus primeros pacientes. El Dr. D’Souza recordó que “Tenía una personalidad extraordinaria e impresionante, y era un miembro muy locuaz que expresaba su opinión sobre toda las cosas. No importaba si estaba lloviendo, tronando o relampagueando, José siempre llegaba a tiempo, al amanecer, esperando la hora de todas sus citas. Me acuerdo perfectamente cómo él siempre me daba la bienvenida. Tenía dos tazas de café en la mano, una para él y otra para mí, listo para saludarme cuando yo venía caminando por la 9ª Avenida después de haber hecho mis visitas en el hospital. Él estaba conversando alegremente en la bodega que está al lado del centro de salud, contándole a todos lo orgulloso que se sentía de la Unión y del cuidado médico que recibía, y presumía sin parar sobre nuestro personal y los médicos. Recuerdo que decía que ‘su cuidado médico era mejor que alcanzar el nirvana. ¡Una vez que uno lo pierde es cuando se da cuenta de lo difícil de la situación allá afuera!’”

El Dr. D’Souza también recordó que a José le preocupaba más la salud de sus colegas en el Union Club que su propia salud. “Este sentía tanta admiración y respeto por todos en el trabajo. Siempre habló de todos ellos positivamente y con una buena disposición. Después que se jubiló, José tomó las cosas con más calma por motivos de salud, pero seguía siendo el mismo José, siempre sonriente, con un corazón feliz y un espíritu muy generoso.”

“A través de los años, llegué a conocer a José como un amigo. Este hablaba con cariño de su encantadora esposa Peggy, y de sus hijas Inez y Felisa. Él celebraba todas las fechas importantes, desde el cumpleaños de su esposa hasta la boda y el baby shower de su hija, y José me invitaba a todos los eventos. Tuve el gusto de conocer a José como su médico además de como su amigo. Su modelo de bondad era ofrecerles a los demás su fortaleza. Este vivió una vida ejemplar como un excelente ser humano. Se mantuvo alegre y animado según luchó hasta el final. Su increíble ética de trabajo, resiliencia, compromiso infatigable a ayudar a los necesitados, y devoción a su familia siempre fueron su prioridad principal.”

Inez, la hija de José, lo recuerda como un padre dedicado y amoroso, que pasaba su tiempo apoyando a su familia, y ayudando a sus compañeros miembros de la Unión cuando lo necesitaban.

Esta dijo que “Él disfrutaba de negociar los contratos y siempre estaba en el teléfono, o reuniéndose con alguien, antes de las horas de trabajo para discutir un problema. Les salvó el trabajo a muchos empleados al negociar soluciones con la gerencia, tales como requerir que los empleados asistieran a clases de rehabilitación para las adicciones. Básicamente, él creía en darle siempre una segunda oportunidad a la gente.”

Inez explicó que su padre estaba dedicado a cuidar a su otra hija Felisa, que es discapacitada, después que su madre (que también era miembro de la Local 6 y trabajó en el Brook Club) falleció en 2008. Según dijo, “Él le cocinaba todas las comidas a Felisa, y se encargaba de sus necesidades diarias, cerciorándose de que siempre estuviera contenta.”

“El momento más feliz que yo recuerdo de niña fue verlo asistir a una fiesta de Navidad que tuve en la escuela. Creo que yo tenía unos diez años. Yo toqué “jingle bells” en el piano. Esa fue la primera fiesta a la que mi mamá no pudo asistir porque estaba trabajando, así es que tuve el apoyo de mi papá. ¡Él se sentía tan orgulloso de mí que empezó a aplaudirme desde el primer momento que comencé a tocar la pieza!”

"Lo voy a recordar por su amor al prójimo, y su defensa de los demás. Hasta una semana antes de morir, estaba haciendo llamadas por teléfono para ayudar a un vecino con un problema. Se hacía amigo de los extraños, y hablaba con todo la gente con quien tenía contacto. Nunca podía estarse tranquilo, ni callado. Era tremendo conversador. Siempre tenía que estar haciendo algo para pasar el tiempo.”

“Era meticuloso y siempre estaba muy bien vestido, y siempre tenía un olor muy agradable puesto que coleccionaba colonias y, con todas las que tenía, no le eran suficientes. Cualquier cosa que él hiciera, siempre hacía su mejor esfuerzo, y ese es un valor que me inculcó. Vivió una vida plena y lo vamos a extrañar.”

A José lo sobreviven sus dos hijas Felisa e Inez, su yerno Luigi, y dos nietos Ava y Joseph.