Informe de Rich Maroko, Presidente de HTC
Este verano, más de 40 trabajadores del servicio de limpieza del hotel Margaritaville de Times Square ratificaron su primer contrato con la Unión. En el momento de su ratificación, pasaron a tener derecho a todos los beneficios de que disfrutan los demás trabajadores hoteleros de la ciudad de Nueva York representados por la Unión. Para los trabajadores del Margaritaville, eso significó mejoras como aumentos salariales de entre $5 y $6 la hora y seguro médico familiar gratuito, puesto que antes no tenían ninguno.
La firma de un contrato con la Unión es siempre un acontecimiento trascendental para los miembros que consiguen estos derechos, pero lo fue especialmente en el Margaritaville. Esto se debe a que nos enfrentamos y superamos los tres mayores obstáculos a los que se enfrenta nuestra Unión: un propietario no partidario de la Unión, el uso de una agencia de subcontratación y una quiebra. En el Margaritaville, no solo superamos cada uno de estos obstáculos, sino que abrimos un nuevo camino para hacer frente a estas tácticas contra la Unión en el futuro.
Parte 1: La lucha por la verificación de tarjetas de aceptación de la Unión
Normalmente, cuando una empresa hotelera con representación de la Unión abre un nuevo hotel, nuestra Unión se organiza a través de un proceso denominado "neutralidad en la verificación de tarjetas de aceptación de la Unión", que forma parte de nuestro contrato para toda la ciudad. Ese proceso le prohíbe a la gerencia realizar una campaña contra la Unión y permite a los organizadores de la Unión hablar con los trabajadores del hotel. Esperábamos poder utilizar la neutralidad en la verificación de tarjetas de aceptación de la Unión en el Margaritaville, ya que la empresa administradora era signataria del contrato con la Unión. Pero el propietario estaba decidido a seguir sin representación de la Unión, hasta el punto que despidió a la empresa administradora con la esperanza de mantener fuera a nuestra Unión.
No es la primera vez que el propietario de un hotel intenta esta estrategia contra la Unión. Hace más de una decada, el propietario del Sheraton Four Points Chelsea intentó hacer lo mismo y fracasó notoriamente. Después de luchar amargamente contra nosotros en los tribunales durante 12 años, un juez federal ordenó finalmente al propietario del Sheraton Four Points Chelsea firmar el contrato con la Unión y pagar decenas de millones en salarios adeudados y multas.
Cuando el propietario de Margaritaville intentó la misma táctica, nuestro equipo jurídico entró en acción, guiándose por el precedente sentado por el Sheraton Four Points Chelsea.
Mientras nuestro equipo jurídico intentaba reafirmar nuestros derechos a la verificación de tarjetas de aceptación de la Unión, los organizadores de HTC se reunieron con los trabajadores de servicios de limpieza de Margaritaville y empezaron a organizarse en secreto, fuera del hotel. Pero, en ese momento, nos enfrentamos a más estrategias del hotel para evitar que los trabajadores se afiliaran a la Unión: la subcontratación y una campaña contra la Unión.
Parte 2: La campaña de organización
Nuestros organizadores empezaron a reunirse con el personal de servicios de limpieza en las oportunidades y los lugares donde ellos estaban disponibles: en la estación de tren a las 6 de la mañana, después de sus turnos, en un McDonalds cercano y en sus casas. En secreto, hablaron de las ventajas de un contrato con la Unión y de las dificultades para conseguirlo.
Para marzo de 2022, la mayoría de esos trabajadores había firmado tarjetas de aceptación de la Unión, cuando la agencia subcontratista para la que trabajaban, llamada Proper Hospitality Service (PHS), los convocó a una reunión y los interrogó sobre su actividad con la Unión. Tras la reunión, PHS despidió a 11 simpatizantes de la Unión.
Inmediatamente presentamos una denuncia ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales, alegando represalias ilegales. Al final, nuestros abogados consiguieron que se readmitiera a los trabajadores despedidos y que se les pagaran los salarios adeudados. Pero, mientras se desarrollaba esa lucha, seguimos organizándolos. Nos reunimos con los nuevos trabajadores de PHS en Margaritaville y, una vez más, alcanzamos una amplia mayoría y solicitamos un conteo de tarjetas.
Lo que ocurrió a continuación podría haber sido devastador: Margaritaville despidió a PHS. No es ningún secreto que los hoteles utilizan las agencias de subcontratación como PHS como una herramienta para evitar la responsabilidad, así como la afiliación a la Unión. Pueden cambiar de agencias de subcontratación tan fácilmente como una persona puede cambiarse una camisa que tenga una mancha. Así, no fue ningun sorpresa que PHS fue despedido en cuanto los empleados del Margaritaville empezaron a defenderse.
Sin embargo, el propietario no pudo sustituir a los trabajadores organizados por un nuevo subcontratista en Margaritaville. En la ciudad de Nueva York, es ilegal que un hotel despida a los trabajadores deshaciéndose del subcontratista. Esto se debe a la Ley de Retención de Trabajadores Hoteleros, que es una ley de la ciudad aprobada en 2020 para proteger los puestos de trabajo de nuestros miembros.
La ley obliga a los hoteles a retener a los trabajadores, sin bajar los salarios, durante al menos 90 días tras una venta o un cambio de gerencia. El despido de PHS constituyó un cambio de gerencia, por lo que Margaritaville estaba obligada por ley a retener a los trabajadores organizados. Ese mismo día, el árbitro emitió su decisión, certificando a nuestra Unión como representante legal de los trabajadores.
La certificación, los cargos de la Junta Laboral y la posibilidad de enormes multas debido a nuestros esfuerzos legales pillaron a Margaritaville en una tormenta perfecta.
El propietario del hotel se unió finalmente a nosotros en la mesa de negociaciones, pero la batalla no había terminado. El hotel, y nuestra Unión, se enfrentaban a otra peligrosa amenaza: el hotel se encaminaba hacia la quiebra.
Parte 3: Quiebra
El tribunal de quiebras es un lugar notoriamente peligroso para las Uniones y los trabajadores. A menudo, los jueces anulan un contrato con la unión y recortan salarios y beneficios para mejorar la situación financiera de una empresa. Sabíamos que, una vez que el propietario del Margaritaville se declarara en quiebra, el hotel no aceptaría un contrato con la Unión, y quienes decidirían el destino del hotel no serían favorables a nuestros intereses. De manera que tuvimos que actuar con rapidez.
Tuvimos que convencer a los propietarios de que, a largo plazo, luchar contra nuestra Unión sería más perjudicial económicamente que firmar el contrato con la Unión.
Con los enormes laudos arbitrales que se avecinaban, teníamos la ventaja de una bola de nieve de responsabilidad legal contra el hotel. También teníamos la amenaza de una huelga devastadora. Las Leyes de Notificación al Consumidor, que nuestra Unión logró que se convirtieran en ley en 2020, exigen que los hoteles notifiquen a los huéspedes con antelación y ofrezcan reembolsos completos en caso de huelga o piquete de la Unión, lo que prácticamente garantizaba que Margaritaville perdería un negocio significativo si nuestra Unión realizaba un piquete en el establecimiento.
Con esa ventaja, convencimos al Margaritaville de que firmara nuestro contrato marco y aceptara los salarios, los beneficios y las protecciones de seguridad laboral de que disfrutan nuestros miembros en toda la ciudad de Nueva York. No solo eso, sino que sabiendo que los teníamos acorralados, redactamos una nueva disposición en el contrato que nos protegería cuando el hotel se declarara en quiebra. El nuevo lenguaje exige que Margaritaville defienda su contrato con la Unión en el tribunal de quiebras y se oponga a todo esfuerzo por parte de un juez o de sus prestamistas para deshacerse de nosotros. El hotel aceptó.
Celebramos una ratificación para los trabajadores pocas horas después de que los propietarios firmaron el acuerdo. Los trabajadores votaron unánimemente que SÍ al contrato.
Deslyn Duncan, encargada de habitaciones, nos dijo que: “Antes de conseguir el contrato, a veces me quedaba hasta casi las 8 de la noche, terminando todo mi trabajo. Y nunca me pagaban las horas extra. Ahora, me pagan las horas extra. Sin preguntas. Los gerentes no nos presionan ni nos intimidan. Sé que tengo a la Unión detrás, alguien a quien acudir si me tratan injustamente".
Tsering Phutik Lama, encargada de habitaciones, nos comentó que: "Ahora que tenemos a la Unión, no tengo que andar de puntillas con mis jefes ni preocuparme si están de mal humor. Puedo ser yo misma porque sé que tengo una Unión que me protege".
Tsering añadió: "Antes trabajaba 5 o 6 días y mi cheque de cobro apenas me alcanzaba para pagar el alquiler. Ahora, trabajando solo 5 días, mi cheque cubre el alquiler, la comida y todos mis gastos, y además puedo ahorrar un poco de dinero".
Queda por ver cómo se desarrollará el caso de quiebra en Margaritaville, pero una cosa es segura: independientemente de los nuevos desafíos que surjan, seguiremos luchando por nuestros miembros en el hotel.
Esta victoria nos pertenece a todos
Las tácticas contra la Unión empleadas por Margaritaville podrían haber aplastado nuestra campaña de organización y haber creado una peligrosa hoja de ruta para que otros empleadores no partidarios de la Unión derroten a nuestra Unión. Sin embargo, llevamos décadas vigilando de cerca a los empleadores, analizando sus estrategias y desarrollando defensas proactivas como respuesta, y eso está dando resultados.
Atrapamos a Margaritaville en una red de legislación, lenguaje contractual e infracciones legales. Cada una de sus maniobras resultó contraproducente y, de hecho, nos dio más ventaja en la mesa de negociaciones. Al final, el dueño no tuvo más remedio que firmar nuestro contrato, y firmar en vísperas de declararse en quiebra, que es algo inaudito.
Tenemos un contrato en Margaritaville porque cada parte de nuestra Unión estaba funcionando al máximo. No habría sido posible sin la movilización de cientos de nuestros miembros en cada temporada electoral para construir el poder que necesitamos para aprobar una legislación fuerte y específica, o sin nuestro inteligente equipo político trabajando para impulsar la Ley de Retención de Trabajadores Hoteleros en el Ayuntamiento. No habría sido posible sin un equipo de abogados expertos que lucharan contra cada movimiento en la oficina del árbitro. No habría sucedido sin organizadores con talento, reuniéndose con los trabajadores día y noche para darles la confianza en nuestra estrategia para ganar. Y, lo que es más importante, no habría sido posible sin nuestros miembros más recientes en Margaritaville, que han confiado en la Unión, han arriesgado sus medios de vida y han luchado por la promesa de un futuro mejor.
Enhorabuena a todos.
En solidaridad,
Rich Maroko, Presidente de HTC
Miembros de Margaritaville celebran su victoria con personal de HTC